“Los médicos han sabido alargar la vida del cuerpo, pero no la de la mente” Decía mi madre, que falleció el año pasado, después de 16 años de Alzheimer.

Esta experiencia personal junto a la práctica profesional y, por último, la lectura del libro de la psicóloga Aurora Lassaletta, experta en daño cerebral, en el que cuenta las estrategias que ha ido desarrollando tras un grave traumatismo craneoencefálico, me hace sospechar que determinadas prácticas diarias estén resultando poco protectoras para retrasar el envejecimiento neuronal o la demencia senil.

Mi hipótesis es, si ciertas técnicas empleadas tras un daño cerebral adquirido, se han demostrado como efectivas para reparar determinadas zonas o generar nuevas conexiones, sería útil que las utilizáramos en estado de salud cerebral, para retrasar, en la medida de lo posible, el deterioro cognitivo propio de la edad.

Observatorio de Genialidad ofrece rutinas saludables para el cerebro juvenil sacados del libro:
El daño cerebral invisible.
www.dañocerebralinvisible.com
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